El diseño gráfico en la comunicación científica es mucho más que una cuestión estética. En congresos y jornadas, donde decenas de pósteres científicos compiten por atención, el diseño visual se convierte en una herramienta estratégica.
Sala grande con paneles alineados uno tras otro. Veinte pósteres, treinta, cincuenta. Todos con sus bloques de texto, sus gráficas, sus logos…
EL DISEÑO GRÁFICO EN LA COMUNICACIÓN CIENTÍFICA COMO ALIADO
Congreso. Jornada científica. Sala grande con paneles alineados uno tras otro.
Veinte pósteres, treinta, cincuenta. Todos con sus bloques de texto, sus gráficas, sus logos de instituciones, sus títulos en mayúsculas.
Pasa gente. Algunos se paran, miran rápido, toman una foto con el móvil y siguen. Otros ni eso.
Y sin embargo, detrás de cada uno de esos pósteres estoy segura de que hay una investigación de la leche que merece mayor reconocimiento. Pero si no llama la atención… es como si no existiera.
El diseño gráfico no es solo “hacerlo bonito”. cuando hablamos de comunicación científica, el diseño gráfico es una herramienta que puede marcar la diferencia entre que te lean… o que tu trabajo acabe siendo decorado de fondo en un congreso.
¿Qué problema hay con los pósteres científicos?
Muchos pósteres científicos parecen una versión vertical del paper: texto sobre imagen de fondo, gráficas con leyendas que necesitas acercarte a menos de 30 cm para poder leerlo, logos ocupando media cabecera y una paleta de colores que no sabes si está inspirada en la tabla periódica o en un PowerPoint del 2010.
De verdad que no hace falta ponerlo todo de tu investigación para que se entienda. Ni para que se valore. Lo que falta es estructura, intención y diseño. No necesitamos mostrar todos los datos, sino comunicar visualmente las implicaciones de tu investigación, las conclusiones.
Un póster no es un documento colgado en la pared. Es una herramienta para la transferencia de conocimiento científico de manera clara, visual y rápida. Y si no consigue eso, entonces no está cumpliendo su función.
Al final se trata de entender cómo consume la información la persona que lo va a leer, y de diseñar algo que le facilite ese proceso en lugar de ponerle la zancadilla.
Thanks for your attention
El primer beneficio que obtienes es obvio, pero no por ello menos importante: la atención.
En un congreso científico hay tanto contenido junto, que es fácil que un póster pase desapercibido. Y la verdad es que tienes solo unos segundos (literalmente) para captar la atención de quien pasa por delante.
Necesitas es que alguien se detenga a mirar.
Un diseño visualmente claro y bien planteado llama la atención sin gritar. Guía la mirada, ordena la información, destaca lo importante y hace que el contenido fluya. Sin distracciones y sin perder rigor.
¿El resultado?
Que quien se acerque se quede el tiempo suficiente como para llevarse una idea clara de tu trabajo. Y si además recuerda quién lo ha hecho, mejor todavía.
Porque seamos sinceros.
El point de todo esto es ganar reconocimiento y autoridad en tu campo. Ese momento de “espera, espera. Que esta gente sabe lo que se hace” que se percibe antes de leer una sola línea.
Que cuando se hable del tema, piensen: “ah, esto lo trabaja fulano o mengana”.
Y eso no lo consigues con:
- Una plantilla de PowerPoint como la del año pasado y como la que presenta el 98% de la gente.
- Tampoco con una figura de BioRender con elementos sueltos y 20 flechas.
- Y de las ilustraciones hechas con IA… En fin, corramos un estúpido velo.
“Hacerlo bonito” es lo mínimo.
Y lo mínimo no impresiona.
Lo mínimo no posiciona.
¿Tienes un congreso cerca y aún no has pensado en el póster?
¿O pensabas rescatar de nuevo la plantilla que llevas usando desde 2017?
Si te has currado una investigación para caerse de culo, ¿por qué presentarla con gráficos genéricos y texto en Calibri? Merece más. Apostar por el diseño gráfico no es solo una cuestión estética. Es una decisión estratégica para que tu trabajo no pase sin pena ni gloria.
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