Cuando tienes que presentar un proyecto ambiental, es fundamental elegir la forma adecuada de comunicarlo. Muchos optan por enviarlo en formato PDF, pero este método puede no ser suficiente para transmitir todo el valor de tu trabajo.
INFOGRAFÍA VS. PRESENTACIÓN: ¿QUÉ ES MEJOR PARA PRESENTAR UN PROYECTO AMBIENTAL?
Hay dos tipos de personas:
Quienes preparan una presentación para defender su proyecto.
Y quienes mandan un PDF por email creyendo que su labor está hecha. ¿En serio? ¿Todo ese esfuerzo, semanas de trabajo, análisis, incontables revisiones… para acabar como un archivo adjunto sin contexto ni defensa?
Si te identificas con el primer grupo, ¡enhorabuena!: sabes que presentar bien es parte del trabajo.
Si te ves más en el segundo, tranqui. Aquí no discriminamos a nadie. Pero sí te voy a recordar algo importante: los proyectos no se envían, SE PRESENTAN. Y es mejor hacerlo así no porque así se entienda mejor (que también) o porque haya que justificar tu trabajo ¡para nada! Es mejor hacerlo así porque, seamos sinceros, ¿cuántos ven un informe, un estudio ambiental o una autorización integrada como un mero papeleo burocrático?
Cuando no se narra bien lo que hay detrás (el porqué de cada decisión, los impactos que se evitan, las mejoras que se proponen), es muy fácil que no se perciba todo el valor y conocimiento científico que hay detrás.
Bien, ok, lo tenemos claro: hay que presentarlo. Pero qué es mejor, ¿con una presentación de diapositivas o con una infografía?
Pues… Reconozco que el título es un poco gancho, porque no es necesario decantarse por una sola. Las dos son útiles. Las dos son necesarias. En realidad, la mayor ventaja la obtienes combinando ambas.
Presentar un proyecto ambiental no es poner el logo y hacer un resumen
No, la presentación no es solo el resumen del proyecto. Es la historia que cuentas para dar sentido a todo lo que has hecho. Porque sí, todo (absolutamente TODO), tiene una historia.
Debemos construir el relato que hay detrás del proyecto: el porqué, el cómo y el para qué.
Piénsalo.
Tienes 10 minutos para presentar un estudio ambiental de más de 100 páginas y dejar claro su impacto a tus clientes (el valor para ellos más allá del “trámite”). Presentar con claridad y con criterio no es solo una cuestión de ética o buenas intenciones.
Es una ventaja competitiva.
La diferencia entre una presentación con diseño y una sin él es sencilla: una te ayuda a sostener tu discurso. La otra te deja solo ante el PowerPoint.
Os dejo por aquí este ejemplo publicado en mi web https://www.gemamarco.es/badlands-paisajes-de-erosion/
Y también en mi Instagram
https://www.instagram.com/p/C6GVDGaOSqf/?img_index=1
Infografía: la navaja suiza para presentar un proyecto ambiental
Te hago una pregunta: ¿tus clientes tienen formación técnica en medioambiente?
En muchos casos, no es así.
Sobre todo, nos tenemos que fijar en quién encarga el proyecto, quien toma las decisiones… quien paga la factura. Si presentamos bien y encima acompañamos con una buena infografía, ya le ponemos la guinda al pastel.
Una infografía reúne la información más importante de forma clara y llamativa. Se entiende de un vistazo, si está bien hecha. No es como la versión light del contenido, sino una vía rápida al núcleo del proyecto. Lo traduce, lo ordena, lo aterriza. Mantiene la precisión técnica, pero sin exigir un máster para entenderlo.
Además, tiene una ventaja ventajosa: es reutilizable.
Una infografía se adapta a presentaciones, informes, redes sociales, carteles… A una exposición y a una web. Una sola pieza que trabaja en muchos frentes. Por eso, cuando se diseña bien, una infografía no es solo una herramienta de apoyo.
Es una inversión en comunicación estratégica.
En pocas palabras: si has currado un buen proyecto, no lo presentes como si fuera una guía rápida de microondas. Si te toca presentar tu próximo proyecto y no quieres que parezca un trámite más… escríbeme. Lo preparamos como se merece.
Y si no, oye, suerte con la guía del microondas.